Si supieras quien te pide de beber...
© Pbro. Pablo A. Villafranca M
La primera lectura está tomada de Ex 17,3-7 y en ella encontramos la rebelión del pueblo de Israel en el desierto contra Moisés por la falta de agua. En el fondo la autentica rebelión es la de todo ser humano y que se describe en el v 17,3: «Nos ha hecho salir de Egipto para que muriéramos de sed...» Esto es renegar del proyecto divino por desconocer sus profundidades y renegar del éxodo. Todos renegamos en la adversidad por no comprender los designios de Dios. ¿Qué hace Moisés cuando poco falta para que lo apedreen? Clamó al Señor. Moisés nos enseña que el momento de angustia, cuando las adversidades nos acorralan debemos clamar y acudir al Señor. Por último Dios le pide a Moisés que tome su callado, el mismo que utilizó ante el Faraón de Egipto y con el que partió el mar y que golpeara la roca pues haría brotar agua, la promesa es: «Yo estaré delante de ti». Que hermosa promesa del Señor que no abandona cuando todos lo hacen y nos pide un salto de fe cuando la razón colapsa. La ordenanzas divinas pueden parecernos ridículas pero si las seguimos como Moisés veremos brotar milagros a nuestro lado.
El Evangelio de Jn 4,5-42 nos presenta el diálogo de Jesús con la samaritana.
En 4,5-6 se nos describe el escenario. En 4, 5-15 se aborda el tema del agua viva que es Jesús. En los vv. 11-12 Jesús aparece como mayor que Jacob por eso en el v.10 ofrece un agua viva que salta hasta la vida eterna, son sus palabras y la aceptación de su persona como Mesías e Hijo de Dios.
El v.16 abre el tema de la adoración y es interesante que Jesús le dice a la mujer: trae a tu Marido, y ante la respuesta negativa de esta «no tengo marido» Jesús le descubre su vida. Cuando menciona los cinco maridos quizás alude al pasado de los samaritanos que narra II de Reyes 17,24-41donde se nos dice que el rey de Asiria mando a repoblar Samaria con 5 pueblos que tenían cada uno sus propios dioses: los Babilonios, gente de Cutá, Avá, Tamát y Sefarváin. Eran paganos y los samaritanos sincretistas religiosos. En 4,24 se nos dice que el nuevo culto es en el Espíritu, es interior y es obra de Dios.
En 4,25-26 se desarrolla el tema de la identidad de Jesús a la que la mujer llega a concluir en su corazón que es el Mesías y Jesús se lo confirma: «Yo soy, el que habla contigo».
Esa mujer lo olvida todo, su pasado, su cántaro, su sed, sus disquisiciones religiosas y sale presurosa al pueblo como una autentica misionera a anunciar al Mesías y todos acuden a Jesús. Cuando alguien se encuentra con el Señor de verdad o anuncia con tal pasión que la gente sale a buscarle y él se hace el encontradizo y todos llegan a la conclusión que «El es en verdad el salvador del mundo» I Jn 4,14.
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